Por: Obispo David J. Malloy
Tiempo de eliminar lo que nos aparta de Dios
E
stamos en una de las grandes temporadas de actividades espirituales que practicamos cada ao en la vida como seguidores de Cristo. El 26 de febrero, con el Mircoles de Ceniza comenzamos la temporada de Cuaresma. A lo largo de las seis semanas de Cuaresma, la Iglesia le pide a sus miembros que se acerquen a Cristo y a la Iglesia enfocndose en un aspecto especco de la vida espiritual. Es decir, nuestras faltas, nuestros pecados y nuestras ofensas contra Dios y contra su amor. Nuestra naturaleza humana, herida por el pecado original, lucha por alinearse con la voluntad de Dios. Lo que antes era natural para nosotros ahora es una lucha. Por esa razn, estamos fuertemente tentados a no apartar los ojos de nuestra conducta pecaminosa, de nuestra necesidad de arrepentirnos y de nuestra necesidad como individuos y como raza humana hacer reparacin a Dios por nuestros pecados. Esa tentacin puede tomar varias formas. Podemos caer en el hbito de simplemente ignorar nuestros pecados. En ese caso, nuestra conciencia puede enfriarse. Al igual que un criminal endurecido con una vida criminal, podemos sentir la tentacin de aceptar el pecado como la nueva normalidad de cmo vivimos. Alternativamente, podemos reconocer el pecado pero proyectarlo en otro lugar. Ejemplos como la corrupcin corporativa, las mentiras en los medios de comunicacin o el abuso de la creacin pueden permitirnos reconocer el pecado pero transformarlo en una realidad social que no podemos cambiar. Esa actitud tambin nos permite distanciar el pecado de nuestras propias acciones, pensamientos y vidas. Una tercera tentacin es simplemente redenir las deniciones de lo que es pecaminoso. Esa es una caracterstica particular de nuestro tiempo, tanto fuera como dentro de la Iglesia. Lo que antes se saba que era malo ahora se llama un bien. No ir a misa el domingo, convivir en lugar de abrazar el bien del matrimonio sacramental, justicar el aborto como un ejercicio de eleccin es solo una pequea parte de la lista de confusiones morales de nuestros das. Por esa razn, la Iglesia a lo largo de los siglos ha demostrado una gran sabidura al ofrecernos el gran regalo de la temporada de Cuaresma. Durante este tiempo, estamos llamados a despejar la niebla en nuestras almas enfocndonos en nuestros pecados. Solo al reconocer el mal que hemos hecho y al pedir perdn podemos abrir nuestros corazones a la gracia sanadora de Dios. El Mircoles de Ceniza y el Viernes Santo son das en los que estamos obligados a ayunar si tenemos entre 18 y 59 aos de edad. A partir de los 14 aos estamos obligados a abstenernos de comer carne el Mircoles de Ceniza y todos los viernes de Cuaresma. Renunciar voluntaria y alegremente a estas prcticas normales de comer y beber, nos ayuda a centrarnos en Jess y a acercarnos ms a l. Durante la Cuaresma, tambin debemos buscar otras penitencias y reformas en nuestras vidas. Hay prcticas pecaminosas en las que hemos cado? Ahora es el momento de abordarlas. Podemos ir a una misa extra un da entre semana? Podemos donar tiempo o dinero a los pobres o la Iglesia? Ahora es el momento. Y, por supuesto, la Cuaresma debe incluir una confesin sacramental. Qu bueno que el alma confe nuestros pecados a Cristo trabajando en y a travs del sacerdote, sabiendo que debido a nuestro dolor, Jess recibir esos pecados y luego los olvidar para siempre. Por favor, haz de esta una Cuaresma signicativa, y marca tu calendario ahora. la jornada anual Reconcliate en la Dicesis de Rockford, cuando se escuchan confesiones durante todo el da en nuestras iglesias parroquiales, tendr lugar este ao el mircoles 1 de abril. Especialmente, si has estado alejado de la confesin durante mucho tiempo, por favor ven! La temporada de Cuaresma es valiosa y necesaria. No la desperdiciemos.
S
obre las bienaventuranzas en el evangelio de Mateo (5,1-11). Este texto abre el Sermn de la Montaa que ha iluminado la vida de los creyentes y tambin de muchos no creyentes. Es difcil no ser tocado por estas palabras de Jess, y es justo el deseo de entenderlas y de acogerlas cada vez ms plenamente. Las bienaventuranzas contienen la carta de identidad del cristiano es nuestro carnet de identidad , porque dibujan el rostro de Jess, su forma de vida. Esta vez enmarcamos en conjunto estas palabras de Jess; en la prxima catequesis comentaremos las bienaventuranzas individuales, una a una. En primer lugar, es importante cmo se produjo la proclamacin de este mensaje: Jess, viendo a la multitud que le segua, sube al suave monte que rodea el lago de Galilea, se sienta y, dirigindose a sus discpulos, anuncia las bienaventuranzas. El mensaje, pues, se dirige a los discpulos, pero en el horizonte estn las multitudes, es decir, toda la humanidad. Es un mensaje para toda la humanidad. Adems, el monte recuerda al Sina, donde Dios le dio a Moiss los mandamientos. Jess empieza a ensear una nueva ley: ser pobre, ser manso, ser misericordioso... Estos nuevos mandamientos son mucho ms que normas. De hecho, Jess no impone nada, pero revela el camino a la felicidad su camino repitiendo ocho veces la palabra bienaventurados. Cada bienaventuranza est compuesta de tres partes. Primero est siempre la palabra bienaventurados; luego viene la situacin en la que se encuentran los bienaventurados: la pobreza de espritu, la aiccin, el hambre y la sed de justicia, y as sucesivamente; nalmente est el motivo de la bienaventuranza, introducido por la conjuncin porque: Bienaventurados sean estos porque, bienaventurados sean aquellos porque.... As son las ocho bienaventuranzas y estara bien aprenderlas de memoria para repetirlas, para tener en la mente y en el corazn esta ley que Jess nos dio. Prestemos atencin a este hecho: la razn de la dicha no es la situacin actual, sino la nueva condicin que los bienaventurados reciben como regalo de Dios: porque de ellos es el reino de los cielos, porque sern consolados, porque heredarn la tierra, y as sucesivamente. En el tercer elemento, que es precisamente la razn de la felicidad, Jess utiliza a menudo un futuro pasivo: sern consolados, heredarn la tierra, sern saciados, sern perdonados, sern llamados hijos de Dios. Pero qu signica la palabra bienaventurado? Por qu cada una de las ocho bienaventuranzas comienza con la palabra bienaventurado? La palabra original no indica a alguien que tiene el estmago lleno o que se divierte, sino una persona que est en una condicin de gracia, que progresa en la gracia de Dios y que progresa por el camino de Dios: la paciencia, la pobreza, el servicio a los dems, el consuelo Los que progresan en estas cosas son felices y sern bienaventurados. Dios, para entregarse a nosotros, elige a menudo caminos impensables, tal vez los de nuestros lmites, los de nuestras lgrimas, los de nuestras derrotas. Es la alegra pascual, de la que hablan nuestros hermanos orientales, la que tiene los estigmas pero est viva, ha atravesado la muerte y ha experimentado la potencia de Dios. Las bienaventuranzas te llevan a la alegra, siempre; son el camino para alcanzar la alegra. Nos har bien tomar hoy el Evangelio de Mateo, captulo cinco, versculos de 1 a 11, y leer las bienaventuranzas quizs ms de una vez, durante la semana para entender este camino tan hermoso, tan seguro de la felicidad que el Seor nos propone.
Introduccin a las bienaventuranzas
(CNS photo/Claudio Peri, pool via Reuters)
El Papa acerca de...
Audiencia General Aula Pablo VI Mircoles, 29 de enero de 2020
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MARZO 2020
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Peridico Ocial de La Dicesis Catlica de Rockford
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na persona que est en una condicin de gracia, que progresa en la gracia de Dios y que progresa por el camino de Dios: la paciencia, la pobreza, el servicio a los dems, el consuelo Los que progresan en estas cosas son felices y sern bienaventurados"
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l reconocer el mal que hemos hecho y al pedir perdn podemos abrir nuestros corazones a la gracia sanadora de Dios"
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