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ace 49 aos se legaliz el aborto en los Estados Unidos, un 22 de enero la Corte Supre- ma tom la trgica decisin conocida como Roe versus Wade. Desde esa decisin, se estima que cerca de 65 millones de nios no han nacido porque fueron abortados. Ese nmero es asombroso. Esta expansin ha sido trgi- ca en muchos niveles. Primero, sabemos intuitivamente y por la fe que cada persona tiene la dignidad de venir al mundo de la mano y voluntad de Dios. Ya en el vientre materno, el nio es una persona humana que crece y espe- ra salir como lo hicimos cada uno de no- sotros. Incluso sin fe, mientras seguimos la ciencia, no hay dudas sobre la vida humana en el tero. Decir lo contrario es simplemente permitir involucrarnos en un autoengao deliberado. En segundo lugar, cuando nosotros como pueblo desviamos nuestra atencin de esta grave injusticia, nos hacemos dao a nosotros mismos y a nuestra sociedad. Una sociedad moralmente sana busca res- petar y fomentar un don tan grande como la vida humana. Hacer lo contrario es en- durecer nuestro corazn y daar nuestra fe y nuestra confianza en Dios. Los ataques a la vida de los no nacidos en nuestra so- ciedad contaminan el fundamento espiri- tual de nosotros como pueblo. Adems, vivimos cada da con las con- secuencias sociales de extraar a tantos de nuestros hermanos y hermanas. Nos hemos convertido en una sociedad que envejece. Las escuelas cierran por falta de estudiantes. La economa se altera con cada vez menos trabajadores y consumi- dores. Y los ciudadanos que envejecen se preocupan por si habr apoyo para ellos en sus ltimos aos por parte de la po- blacin ms joven. Quizs lo ms notable para todos nosotros es que todos podemos ver que el aborto nos est destrozando como pas. Hablado o no, el aborto es el tema principal detrs de nuestro debate nacional y de nuestra poltica, prcticamente en todos los niveles. A pesar de todos los dems temas en una eleccin, desde el nivel nacional hasta el local, los votos para el Presidente, el Gobernador y todos los lderes polticos estn influenciados por la perspectiva de cmo votarn a favor o en contra del derecho a la vida. En este aniversario debemos preguntarnos qu podemos hacer? Cmo podemos detener esta tragedia? La respuesta no se encuentra primero en nuestras polticas y nuestra poltica. Est en nuestra fe y en nuestro corazn. Como declar recientemente el arzobispo Cordileone de San Francisco, nuestro objetivo no es hacer que el aborto sea ilegal; nuestro objetivo es hacer que el aborto sea impensable. El aborto se volver impensable slo como resultado de nuestro amor visible. Amor por el don de la vida. Amor por el nio en el vientre, por quien estamos dispuestos a sacrificarnos. Amor a la familia que nutre la vida, la vida de aquellos que necesitan conversin con respecto al aborto. Amor por la madre soltera que est sola y con miedo. Sin embargo, nuestro amor tambin debe participar en el proceso poltico. Esa pregunta se vuelve ms apremiante porque la Corte Suprema puede emitir una decisin en junio que modificar en gran medida o incluso anular Roe versus Wade. Es probable que eso abra una controversia social y poltica para la que debemos estar preparados de modo que podamos asegurarnos de que la vida de los no nacidos sea atesorada y respetada. Como catlicos, simplemente debemos hacer que poner fin al aborto sea un tema de prioridad que prepara la mesa para todos los dems derechos y temas. As como amamos nuestros lderes polticos, tambin ellos deben escucharnos, especialmente nuestros polticos catlicos. Nuestra voz debe ser fuerte y clara. Guiados por nuestra fe catlica, debemos aprovechar este momento para poner fin a la tragedia del aborto en nuestro estado y en nuestro pas. Por: Obispo David J. Malloy
El objetivo es hacer que el aborto sea impensable
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FEBRERO 2022
El Observador
Nuestros lderes
ueridos hermanos y hermanas: Los Evangelistas Mateo y Lucas lo presentan como padre putativo de Jess y no como padre biolgico. Mateo lo precisa, evitando la frmula engendr, utilizada en la genealoga para todos los antepasados de Jess; pero lo define como el esposo de Mara, de la que naci Jess, llamado Cristo (1,16). Mientras que Lucas lo afirma diciendo que era padre de Jess segn se crea (3,23), es decir, apareca como padre. Para comprender la paternidad putativa o legal de Jos, es necesario tener presen- te que antiguamente en Oriente era muy frecuente, ms de lo que es en nuestros das, el instituto de la adopcin. Pensemos en el caso comn en Israel del levirato, as formulado en el Deuteronomio: Si varios hermanos viven juntos y uno de ellos muere sin tener hijos, la mujer del difunto no se casar fuera con un hombre de familia extraa. Su cuado se llegar a ella, ejercer su levirato tomndola por esposa, y el primognito que ella d a luz llevar el nombre de su hermano difunto; as su nombre no se borrar de Israel (25,5-6). En otras palabras, el padre de ese hijo es el cuado, pero el padre legal sigue siendo el difunto, que atribuye al neonato todos los derechos hereditarios. El objetivo de esta ley era doble: asegurar la descendencia al difunto y la conserva- cin del patrimonio. Como padre oficial de Jess, Jos ejerce el derecho de imponer el nombre al hijo, reconocindolo jurdicamente... Antiguamente, el nombre era el com- pendio de la identidad de una persona. Cambiar el nombre significaba cambiarse a s mismos, como en el caso de Abram, cuyo nombre Dios cambia en Abraham, que significa padre de muchos, porque -dice el Libro del Gnesis- sers padre de una muchedumbre de pueblos (17,5). As para Jacob, que es llamado Israel, que significa el que lucha con Dios, porque luch con Dios para obligarlo a darle la bendicin (cf. Gn 32,29; 35,10). Pero sobre todo dar el nombre a alguien o a algo significaba afirmar la propia au- toridad sobre lo que era denominado, como hizo Adn cuando dio un nombre a todos los animales (cf. Gn 2,19-20). Jos sabe ya que para el hijo de Mara hay un nombre preparado por Dios el nombre a Jess se lo da el verdadero padre de Jess, Dios el nombre Jess, que significa El Seor salva, como le explica el ngel: porque l salvar a su pueblo de sus pecados (Mt 1,21). Este aspecto par- ticular de la figura de Jos nos permite hoy hacer una reflexin sobre la paternidad y sobre la maternidad. Y esto creo que es muy importante: pensar en la paternidad, hoy. Porque nosotros vivimos en una po- ca de notoria orfandad. Es curioso: nuestra civilizacin es un poco hurfana... Que la igura de San Jos nos ayude a entender cmo se resuelve el sentido de orfandad que hoy nos hace tanto dao. No basta con traer al mundo a un hijo para decir que uno es padre o madre. Nadie nace padre, sino que se hace. Y no se hace slo por traer un hijo al mundo, sino por hacerse cargo de l re- sponsablemente. Todas las veces que alguien asume la responsabilidad de la vida de otro, en cierto sentido ejercita la paternidad respecto a l (Carta ap. Pa- tris corde). Pienso de modo particular en todos aquellos que se abren a acoger la vida a travs de la va de la adopcin, que es una actitud muy generosa y hermosa. Jos nos muestra que este tipo de vnculo no es secundario, no es una alternativa. Este tipo de eleccin est entre las for- mas ms altas de amor y de paternidad y maternidad. Cuntos nios en el mundo esperan que alguien cuide de ellos! Y cuntos cnyuges desean ser padres y madres y no lo consiguen por motivos biolgicos; o, incluso teniendo ya hijos, quieren compartir el afecto familiar con quien no lo tiene. No hay que tener miedo de elegir la va de la adopcin, de asumir el riesgo de la acogida. Y hoy con la orfandad tambin hay un cierto egosmo. El otro da, hablaba sobre el invierno de- mogrfico que hay hoy: la gente no quiere tener hijos, o solamente uno y nada ms. Y muchas parejas no tienen hijos porque no quieren o tienen solamente uno porque no quieren otros, pero tienen dos perros, dos gatos S, perros y gatos ocupan el lugar de los hijos...Y este hecho de ren- egar de la paternidad y la maternidad nos rebaja, nos quita humanidad. Y as la civilizacin se vuelve ms vieja y sin hu- manidad, porque se pierde la riqueza de la paternidad y de la maternidad. Y su- fre la Patria, que no tiene hijos y como deca uno de manera un poco humor- stica y ahora que no hay hijos, quin pagar los impuestos para mi pensin? Quin se har cargo de m?: rea, pero es la verdad. Yo le pido a san Jos la gra- cia de despertar las conciencias y pensar en esto: en tener hijos. La paternidad y la maternidad son la plenitud de la vida de una persona. Pensad en esto. Es cierto, est la paternidad espiritual para quien se consagra a Dios y la maternidad espiritu- al; pero quien vive en el mundo y se casa, debe pensar en tener hijos, en dar la vida, porque sern ellos los que les cerrarn los ojos, los que pensarn en su futuro. Y, si no podis tener hijos, pensad en la adop- cin. Es un riesgo, s: tener un hijo siem- pre es un riesgo, tanto si es natural como si es por adopcin. Pero es ms arriesga- do no tenerlos. Ms arriesgado es negar la paternidad, negar la maternidad, tanto la real como la espiritual. A un hombre y una mujer que voluntariamente no desar- rollan el sentido de la paternidad y de la maternidad, les falta algo principal, im- portante. Pensad en esto, por favor. Deseo que las instituciones estn siem- pre listas para ayudar en este sentido de la adopcin, vigilando con seriedad, pero tambin simplificando el procedimiento necesario para que se pueda cumplir el sueo de tantos pequeos que necesitan una familia, y de tantos esposos que de- sean donarse en el amor. Hace tiempo escuch el testimonio de una persona, un doctor importante su labor no tena hijos y con su mujer decidieron adoptar uno. Y cuando lleg el momento, les ofre- cieron uno y les dijeron: Pero no sabe- mos cmo ir la salud de este. Tal vez pu- ede tener alguna enfermedad. Y l, que lo haba visto, dijo: Si usted me hubiera preguntado esto antes de entrar, tal vez le hubiera dicho que no. Pero lo he visto: me lo llevo. Este es el deseo de ser padre, de ser madre, tambin con la adopcin. No temis esto. Rezo para que nadie se sienta priva- do de un vnculo de amor paterno. Y aquellos que estn enfermos de orfandad, que vayan adelante sin este sentimiento tan feo. Que san Jos pueda ejercer su proteccin y su ayuda sobre los hurfa- nos; e interceda por las parejas que de- sean tener un hijo.
San Jos, el padre putativo de Jess
(CNS photo: Claudio Peri, pool via Reuters)
El Papa acerca de...
Audiencia General Aula Pablo VI Mircoles, 5 de enero de 2022
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adie nace padre, sino que se hace. Y no se hace slo por traer un hijo al mundo, sino por hacerse cargo de l responsablemente"
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l aborto nos est destrozando como pas. Hablado o no, el aborto es el tema principal detrs de nuestro debate nacional y de nuestra poltica"
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