Por: Obispo David J. Malloy
Escuelas catlicas: excelente educacin y formacin en la fe
Escuchamos mucho hablar sobre evangelizacin en estos das. Todo el mundo parece estar de acuerdo en que debe haber ms. En un mundo que est fracturado, dividido y con tanta frecuencia enojado por muchas cosas, la gente necesita escuchar buenas noticias. La evangelizacin es el proceso de llevar al mundo no solo buenas noticias, sino tambin las mejores noticias. Ese es el Evangelio y la esperanza de salvacin en Jesucristo. Curiosamente, uno de los sellos distintivos del mundo moderno en muchos lugares es la reticencia a compartir la fe. En lugar de gritar desde los tejados las buenas nuevas de la venida de Jess a salvarnos, la fe se ha vuelto ms individualizada, personal y para algunos incluso una fuente de divisin. Pero como seguidores de Jesucristo, recordamos el mandato de Jess de evangelizar. Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creacin, (Marcos 16,15). En resumen, el mundo necesita escuchar nuestro mensaje. Una de las formas en que la Iglesia catlica en los Estados Unidos se ha comprometido histricamente con la evangelizacin es a travs de su red de escuelas catlicas. Esas instituciones, tpicamente escuelas primarias y secundarias asociadas con dicesis, parroquias u rdenes religiosas, buscan formar las almas, mentes y cuerpos de nuestros jvenes. Y la experiencia muestra que incluso los jvenes de otras religiones y, a veces, de antecedentes sin fe, a menudo aprovechan la excelencia de la educacin y la formacin en las escuelas catlicas. Del 31 de enero al 6 de febrero, celebraremos una vez ms esta tremenda contribucin a las generaciones venideras mediante la celebracin anual de la Semana de las Escuelas Catlicas. El tema de este ao es Escuelas catlicas: Fe. Excelencia. Servicio. Esos tres componentes, en ese orden, describen el propsito de las escuelas catlicas. Primero, la fe signica que nuestras escuelas ensean elmente toda la fe catlica, desde la oracin hasta las Escrituras, los sacramentos y la vida moral, para que cada estudiante aprenda, comprenda y ponga en prctica la enseanza de Jess. Por excelencia, reejamos nuestro orgullo en los logros acadmicos por los que se conoce a los estudiantes de las escuelas catlicas. Sus puntajes consistentemente altos en las pruebas conrman que la educacin catlica prepara a sus estudiantes para involucrar al mundo con conocimiento, comprensin y habilidades de primer nivel. Y las escuelas catlicas se enorgullecen de ensear a los jvenes a retribuir mediante el servicio. La atencin constante de Jess a los pobres y necesitados de tantas maneras es una leccin fundamental para imitar en nuestras escuelas. Por supuesto, este ltimo ao realmente ha puesto a prueba a las escuelas catlicas de la Dicesis de Rockford. El virus COVID-19 hizo necesario pasar del aprendizaje en persona al aprendizaje virtual en marzo de 2020. Y nuestros maestros, directores, administradores y estudiantes respondieron con compromiso e innovacin. Con experiencia y tecnologa ya implementadas para la enseanza virtual en los das de nieve, el ao escolar continu. Los maestros, familias y estudiantes trabajaron incansablemente para completar el ao acadmico en circunstancias nunca antes vividas. An ms, podemos estar muy orgullosos de que en septiembre pasado, todas las escuelas diocesanas hubieran reabierto y estuvieran cumpliendo la misin de evangelizacin con un formato combinado de instruccin en clase y aprendizaje electrnico. Como siempre, se proporcion un entorno de aprendizaje seguro para estudiantes, maestros y personal. Deseo expresar mi ms sincero agradecimiento durante la Semana de las Escuelas Catlicas a los maestros, estudiantes y sus familias que han hecho posible este ao. La voluntaria adaptacin a los protocolos de distanciamiento, tapabocas y desinfeccin ayud a incorporar esas medidas en la vida diaria de la educacin catlica. Esto ha demostrado compromiso y exibilidad de parte de todos para seguir avanzando hacia las metas de fe, servicio y excelencia. Celebre la Semana de las Escuelas Catlicas con nosotros. Ore por nuestros maestros y estudiantes. Quizs podra contribuir a una escuela catlica cercana. Y si tiene hijos, observe bien esas escuelas y considere inscribirlos. Esta semana nos recuerda que las escuelas catlicas son excelentes lugares para la formacin integral. on corazn de padre: as Jos am a Jess, llamado en los cuatro Evangelios el hijo de Jos[1]. Los dos evangelistas que evidenciaron su gura, Mateo y Lucas, reeren poco, pero lo suciente para entender qu tipo de padre fuese y la misin que la Providencia le con. Sabemos que fue un humilde carpintero (cf. Mt 13,55), desposado con Mara (cf. Mt 1,18; Lc 1,27); un hombre justo (Mt 1,19), siempre dispuesto a hacer la voluntad de Dios manifestada en su ley (cf. Lc 2,22.27.39) y a travs de los cuatro sueos que tuvo (cf. Mt 1,20; 2,13.19.22). Despus de un largo y duro viaje de Nazaret a Beln, vio nacer al Mesas en un pesebre, porque en otro sitio no haba lugar para ellos (Lc 2,7). Fue testigo de la adoracin de los pastores (cf. Lc 2,8-20) y de los Magos (cf. Mt 2,1-12), que representaban respectivamente el pueblo de Israel y los pueblos paganos. Tuvo la valenta de asumir la paternidad legal de Jess, a quien dio el nombre que le revel el ngel: T le pondrs por nombre Jess, porque l salvar a su pueblo de sus pecados (Mt 1,21). Como se sabe, en los pueblos antiguos poner un nombre a una persona o a una cosa signicaba adquirir la pertenencia, como hizo Adn en el relato del Gnesis (cf. 2,19-20). En el templo, cuarenta das despus del nacimiento, Jos, junto a la madre, present el Nio al Seor y escuch sorprendido la profeca que Simen pronunci sobre Jess y Mara (cf. Lc 2,22-35). Para proteger a Jess de Herodes, permaneci en Egipto como extranjero (cf. Mt 2,13-18). De regreso en su tierra, vivi de manera oculta en el pequeo y desconocido pueblo de Nazaret, en Galilea -de donde, se deca: No sale ningn profeta y no puede salir nada bueno (cf. Jn 7,52; 1,46)-, lejos de Beln, su ciudad de origen, y de Jerusaln, donde estaba el templo. Cuando, durante una peregrinacin a Jerusaln, perdieron a Jess, que tena doce aos, l y Mara lo buscaron angustiados y lo encontraron en el templo mientras discuta con los doctores de la ley (cf. Lc 2,41-50). Despus de Mara, Madre de Dios, ningn santo ocupa tanto espacio en el Magisterio ponticio como Jos, su esposo. Mis predecesores han profundizado en el mensaje contenido en los pocos datos transmitidos por los Evangelios para destacar su papel central en la historia de la salvacin: el beato Po IX lo declar Patrono de la Iglesia Catlica[2], el venerable Po XII lo present como Patrono de los trabajadores[3] y san Juan Pablo II como Custodio del Redentor[4]. El pueblo lo invoca como Patrono de la buena muerte[5]. Por eso, al cumplirse ciento cincuenta aos de que el beato Po IX, el 8 de diciembre de 1870, lo declarara como Patrono de la Iglesia Catlica, quisiera -como dice Jess- que la boca hable de aquello de lo que est lleno el corazn (cf. Mt 12,34), para compartir con ustedes algunas reexiones personales sobre esta gura extraordinaria, tan cercana a nuestra condicin humana. Este deseo ha crecido durante estos meses de pandemia, en los que podemos experimentar, en medio de la crisis que nos est golpeando, que nuestras vidas estn tejidas y sostenidas por personas comunes -corrientemente olvidadas- que no aparecen en portadas de diarios y de revistas, ni en las grandes pasarelas del ltimo show pero, sin lugar a dudas, estn escribiendo hoy los acontecimientos decisivos de nuestra historia: mdicos, enfermeros y enfermeras, encargados de reponer los productos en los supermercados, limpiadoras, cuidadoras, transportistas, fuerzas de seguridad, voluntarios, sacerdotes, religiosas y tantos pero tantos otros que comprendieron que nadie se salva solo. [] Cunta gente cada da demuestra paciencia e infunde esperanza, cuidndose de no sembrar pnico sino corresponsabilidad. Cuntos padres, madres, abuelos y abuelas, docentes muestran a nuestros nios, con gestos pequeos y cotidianos, cmo enfrentar y transitar una crisis readaptando rutinas, levantando miradas e impulsando la oracin. Cuntas personas rezan, ofrecen e interceden por el bien de todos[6]. Todos pueden encontrar en san Jos - el hombre que pasa desapercibido, el hombre de la presencia diaria, discreta y oculta- un intercesor, un apoyo y una gua en tiempos de dicultad. San Jos nos recuerda que todos los que estn aparentemente ocultos o en segunda lnea tienen un protagonismo sin igual en la historia de la salvacin. A todos ellos va dirigida una palabra de reconocimiento y de gratitud. *Lea la segunda parte en nuestra prxima edicin.
Carta apostlica Patris corde
(CNS photo: Claudio Peri, pool via Reuters)
El Papa acerca de...
Con motivo del 150. aniversario de la declaracin de san Jos como patrono de la iglesia universal (primera parte)*
2
FEBRERO 2021
El Observador
Nuestros lderes
P
or excelencia, reflejamos nuestro orgullo en los logros acadmicos por los que se conoce a los estudiantes de las escuelas catlicas"
T
odos pueden encontrar en san Jos -el hombre que pasa desapercibido, el hombre de la presencia diaria, discreta y oculta- un intercesor, un apoyo y una gua en tiempos de dificultad"
C
Previous Page